Nací en Zizurkil (Gipuzkoa) en 1960, mi nombre: Arantxa Cortajarena soy fotógrafa aficionada y autodidacta. Mi anhelo por aprender de los mejores ha hecho que siga la senda que otros han marcado.

La huella que la vida imprime en nuestro ser es un sendero intrigante y cambiante. Un día, decidí detenerme a meditar sobre mi existencia, sentándome en un tronco en la playa, contemplando el horizonte incierto que el futuro me depararía. En ese instante, algo capturó mi atención: las personas que deambulaban sin rumbo, dejando sus huellas en la arena como testimonio efímero de su paso.

Observar esos rastros en la arena despertó mi curiosidad, llevándome a reflexionar sobre las experiencias y pensamientos que podrían habitar las mentes de aquellos que paseaban a mi alrededor. Decidí recorrer la orilla para contemplar las diversas formas que las huellas adoptaban, deseando inmortalizar esos instantes efímeros a través de la fotografía, una nueva pasión que se materializó como mi próximo objetivo.

Este cambio marcó un giro de 180° en mi vida. Conecté con personas que no solo aportaban alegría a mi existencia, sino que también me rodearon de confianza y fortaleza. Elegí rodearme de aquellos que sumaban a mi felicidad, abandonando cualquier atisbo de negatividad. Este nuevo camino me brindó la valentía para explorar el mundo sin temor, permitiéndome conocer nuevas perspectivas y personas generosas dispuestas a compartir su conocimiento.

Hoy, mi vida rebosa plenitud gracias a aquellos individuos que confiaron en mí y en mi trabajo. La confianza depositada por estos seres generosos ha sido la semilla que ha florecido en una existencia plena y enriquecedora. Cada huella en la arena, cada encuentro y cada experiencia contribuyen a la trama única de mi vida, tejida con hilos de gratitud y aprendizaje.